sábado, 20 de septiembre de 2014

Cualquier día te escribo una carta. 

Te escribo una carta y te saco los colores. Cualquier día te pongo en unas hojas algunas de las cosas que espero según mi sueño me harás sentir. Cualquier día.

Te escribo una carta y te digo que imaginarte me hace feliz. Pienso muy feliz o muchísimo. No. Porque si pongo un adverbio, seguro que me quedo corta. Simplemente: sueño q me harás feliz.

Cualquier día te escribo una carta y te cuento que si algún día aparecieras verte todos los días me rebosan las sonrisas. Que quizá mañana o dentro de quizá llegue a verte tquiza muy a menudo, pero que no me preocupa, ni me asusta. Sé que existes y q estarás ahí y sabrás que yo estoy. Lo sé, lo sabes. Estamos estaremos y nos tendremos

Cualquier día te escribo una carta y te digo que sueño que te quiero. Siento en mi sueño q te lo he susurrado algunas veces, pero tengo la firme intención de repetírtelo muchas veces y la convicción de que te gustara escucharlo como en mi sueño.
Cualquier día de estos me siento a escribirte una carta, una carta de amor, por supuesto. Y te cuento que no tengo muy claro por qué te quiero. No sé si por cómo eres o por cómo me haces ser. No sé si por lo que siento o por lo me haces sentir. No sé si por lo feliz que me haces o por lo que haces para que yo sea feliz. No lo sé, pero la causa no es importante, si la consecuencia

Cualquier día te pongo por carta que me he propuesto hacerte sonreír a cada momento. Me he propuesto pintar de colores las paredes de tu vida, plantar flores al margen del camino que recorres, sembrar de luces los túneles oscuros donde te pierdas y hacer que nazca música en los silencios que te agobien. 

Cualquier día te escribo una carta. E intento convencerte de que si escribo esto es porque tengo la suerte de conocerte, que si puedo juntar cuatro palabras es porque me haces sentir viva , feliz y completa, que si soy capaz de escribirte una carta como esta, es porque tú, cuando sonríes, me haces mejor persona. Y te demuestro que nadie puede darme mas de lo que tú me das. Porque tú me quieres. Y no hay nada mejor que eso.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Estando aún en la distancia.



Estas en el cielo... Aun en la distancia percibo  tu fragancia. Cierro mis ojos y en el destello de la luz casi opaca te miro.  Eres la noche que arrulla mis sueños y eres el sueño que arrulla mis noches.

Al despertar, el primer recuerdo que logro tener, es el primer beso que me concediste. Al paso de cada hora, llega tu presencia hasta mi presencia.
Me quedo en el silencio, el silencio invade mi mente, mi cuerpo, mi ser. Vino a entregarme cual mensajero errante, dos hermosos luceros: tus ojos, con el brillo que irradian cuando son mirados, cuando son amados.

El silencio me hizo entrega de tus tiernas caricias, ocultas en el matiz de tu cariño, sinceras, preciosas. Al pensar que estás, que pronto llegaran días de gloria que serán perennes, duraderos e imperecederos, siento que al fin, las palomas blancas cruzaran el cielo y al fin al despertar del sueño mágico que es tu compañía, no necesitaré seguir dormido, porque despierto: Seguiré soñando contigo...

En el rincón de mis sueños....

Porque yo dejé escondidos los sueños, los sueños que en algún momento esperaba encontrases, las esperanzas e historias que quería compartir contigo.


Me atreví a dejar escondidas las sonrisas,  los libros, los poemas, los versos y todos aquellos recuerdos que ahora se amontonan en mi memoria.

Yo dejé escondidas las palabras que olvidamos en el cielo de la Luna, las miradas que furtivas se han marchado con el viento, los anhelos, las situaciones y las mil cartas de amor que te escribo cada noche en el rincón de los sueños.

He reservado en el último abismo de la Tierra un pequeño paraíso lleno de todos  aquellos recuerdos, de los recuerdos que escondí para ti, para nosotros.
Espero que algún amanecer me diga dónde están tus deseos, para esconderlos del mundo, de la Tierra y hasta del cielo. Para guardarlos en un rincón del alma en donde nadie pueda verlos..
Porque te adoro, porque no te ríes de mi ignorancia y sí de mis malos chistes. Te quiero porque me diste nuestro primer beso y porque besas genial. Te quiero porque te fijas en las pequeñas cosas en las que nadie más se fija, como en mí. Te quiero porque no te quejas de mi horrenda comida y no te paras quieta en la cocina cuando estoy cocinando. Te quiero porque aunque me quejo de que no me haces caso, siempre me haces caso.

Te quiero porque soy tonto y ya no se vivir sin ti. Te quiero porque, aunque las palabras se las lleve el viento, hago todo lo posible para que éstas se queden entre nosotros. Te quiero porque me has enseñado a hacer el hipopótamo, el Peter Pan y a escuchar a Manson.

Te quiero porque me advertiste que cuarenta razones eran muchas para el poco tiempo que llevamos y también porque me dejaste hacerlo. Te quiero porque estás loca. Te quiero porque nunca chillas y gracias a ti, hablo más bajo. Y ya van treinta y nueve..... La última es la más importante, te quiero, porque sí.

Asi es....



Asi es la vida pasa en un momento y hay momentos que pudieron cambiarnos la vida.
 Porque siempre nos queda algo más que decir detrás de cada despedida...
porque todos alguna vez hemos escrito una carta que nunca llegó a su destino...