Eres
como un libro abierto
que cuido no aprender
de memoria
para no tener que
-algún día-
cerrarlo.
Vengo cada día a leerte
convirtiendo una a una tus frases
en expresiones animadas...
como un cómic de tebeo.
Interpreto jeroglíficos,
resuelvo
y tomo notas al márgen
Soy dulcinea de tus días
con tantos quijotes
como molinos a derribar,
en una batalla
cuerpo a cuerpo
contra el viento.
Hoy te pongo un marcapáginas
con la clara intención de
“saber que estuve aquí”
olvidándome de todo
lo que hasta aquí leí...
y comenzar por el principio
o quizás
empezar algún nuevo libro.